22
May 09

Stradivarius Rex y El Arte Como Vomitorio

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Lleva ya más de un mes en el mercado la novela Stradivarius Rex (edit Sloper), de Román Piña. Un tomo en el que el delirio manda, bien trabajado y bajo el paraguas de una buena prosa, firme donde las haya, con unos diálogos de antología (ver el capítulo de Grecia: Salvar al Soldado Aquiles). Román Piña tiene una singular capacidad para hacer de lo quimérico algo creíble, plausible, y además traerlo a detalles impensables de la cotidianidad. Un hombre y una enfermedad. El hombre es un modesto currante que de repente quiere ganar el Premio Planeta y, ya metidos, el Nobel. La enfermedad es fantástica: cada día, y durante años, amanece en el cuerpo de otra persona, Bill Clinton incluido, pero conservando la conciencia del yo. Miles de personalidades disponibles, sí, pero a la fuerza, lo viene a crear el meollo, el conflicto entre lo deseado y lo que se es. Es ahí donde Stradivarius Rex alcanza su mayor hondura, su segunda justificación, porque la primera es algo tan sencillo de enunciar como difícil de llevar a cabo con éxito: una puesta al día de todo un clásico: el esperpento. Esa puesta al día aquí la tenemos.

Aquí una de la críticas que han salido (hasta ahora todas muy positivas y entusiastas)

 

 

 

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Un interesantísimo ensayo del joven teórico del arte, Miguel Ángel Hernández Navarro, La sombra de lo real: el arte como vomitorio (Diputación de Valencia, 2006). Estoy aún leyéndolo, pero de momento su tesis es muy interesante: con la proliferación de las imágenes, convertidas en espectáculo, se ha eliminado lo que el autor denomina «el vomitorio», es decir, el lugar en el que arrojar todas las imágenes que no nos sirven; el exceso. Constata que esa función de vomitorio la cumple el arte contemporáneo: romper el placer visual del espectáculo saturado o, dicho de otra manera, conseguir que se decepcione la mirada. Las estrategias que propone son dos: por anorexia o por bulimia. Es decir, adelgazar la mirada con esos dos procedimientos hasta eliminar la grasa que le sobra. La primera, la anorexia, sería, cegar el ojo, arrebatarle todo lo que hay para así conseguir volver a ver y mirar. Y la segunda, la bulimia, sería lo contrario, darle demasiado espectáculo, más de lo mismo,  hasta que consiga vomitar todo ese excedente. Una vez constatado que el arte hoy poco tiene que ver con lo que se venía entendiendo como arte -un pintura de Tiziano tiene más que ver con una película de Hollywood que con cualquier obra de arte actual; es más, el cine espectáculo es el legítimo heredero de lo que solemos llamar arte clásico-,  una vez constatado esto, decíamos, el cometido del arte hoy es actuar de catalizador de esa anorexia de la mirada y ese bulimia.

Un libro técnico.

Sigo leyendo.      

 


18
May 09

Posos de Sacarina [nueva entrada en Blog Fnac]

He subido un texto, Posos de sacarina, al blog Fnac.

Para verlo, aquí.

También, puede verse y descargarse el Capítulo 0 de Postpoesía en:

http://www.clubcultura.com/clubliteratura/


18
May 09

AntonioVega (3) + Fallece Mario Benedetti.

Me ha interesado mucho este artículo de Diego A. Manrique, que no sólo habla la relación de Antonio Vega con el mercado, sino del propio mercado discográfico. Una visión complementaria a lo que se ha dicho hasta ahora de él.

El País

Decoradores de tumbas

DIEGO A. MANRIQUE 18/05/2009

Dicen algunos pesimistas que esta profesión -la de periodista musical- está en vías de extinción. Al contrario, amigo: la democratización digital ha multiplicado el número de sus practicantes. Basta con tener acceso a la Wikipedia y a la (maravillosa) fonoteca universal gratuita para convertirse automáticamente en un experto; cualquiera hace periodismo musical. Literalmente: hasta el académico Anson puede marcarse una crónica pasable de un show de The Killers.

Pero ¿quién requiere crítica musical? A diferencia del cine o la literatura, el espacio disponible para esos menesteres es mínimo y la reseña de un disco se agota en proporcionar los datos básicos; los análisis de conciertos se reducen a notas sociales («la cantante lucía una elegante túnica violeta»), al no existir tiempo material para la reflexión.

El periodista musical sólo se hace necesario cuando ocurre un acontecimiento llamativo: un aniversario redondo, un escándalo o, ay, un fallecimiento. Perfecto: alguien tiene que embellecer las tumbas, no podemos permitir que pasen desapercibidas las muertes de grandes creadores. El problema es que del ninguneo -«¿cuántos millones de discos ha vendido ese tipo?»- se pasa directamente a la hagiografía.

Lo hemos visto con Antonio Vega. Me cuesta reconocerle en ese retrato colectivo del artista generoso, siempre inspirado, extraordinariamente modesto. Oigan, no es verdad. En petit comité, a Antonio le indignaba lo que algunos hicieron con canciones suyas. Reconocía que la necesidad de dinero le llevaba a participar en discos dudosos, en programas sonrojantes. Confesaba que conocía los trucos para estirar la decreciente inspiración y completar un álbum. Capaz era de presentarse en su editorial tarareando una canción ajena como ocurrencia propia («por si colaba»). Revelaba que la adicción le llevaba a vender o pignorar guitarras y otras posesiones esenciales. Todo ello le hacía humano y no un santo, como cabe deducir de muchos de los apresurados encomios redactados por compañeros de profesión, inevitablemente embarrancados en los tópicos.

¿Y qué decir de esa indignación de los árbitros de las buenas maneras funerarias? Me refiero a la repulsa ante el anuncio de la apresurada recopilación que publica EMI. ¿Cuál es el problema? ¿El buen hipócrita debería editar esas antologías con un pudoroso retraso? El martes, día de su muerte, alguien acudía a unos grandes almacenes para comprar música de Antonio: en la sección correspondiente, no sólo ignoraban su óbito; tampoco tenían discos suyos. Se supone que los interesados en Vega ya poseen los originales o saben dónde encontrar reediciones. Imagino que esa recopilación va destinada a los perezosos, a los que han oído campanas fúnebres, a los que súbitamente han recordado la obra de un artista mayor. ¿Está mal facilitárselo? La necrofilia hispana es un sentimiento voluble: en pocas semanas se habrá olvidado la tragedia, el talento de Antonio Vega. Ya lo estamos viendo: TVE le dedicó un programa especial pero esperó al sábado para emitirlo, en imposible competencia con Eurovisión.

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¿Cambiaría algo si esa recopilación de EMI fuera idea de alguien muy cercano al propio Antonio? Una persona que, anticipando el inevitable desenlace, avisara a una disquera para que preparara una colección digna. Hablo, advierto, sin conocer la materialidad de Antonio Vega: canciones 1980-2009. En países civilizados, no sería necesaria: existen tiendas de discos y allí está disponible la obra de los grandes, en ediciones integrales, en cajas, en dobles, en resúmenes concentrados. Nada que ver con el devastado mercado discográfico español.

Voy más allá: la citada recopilación concuerda con el afinado espíritu comercial del propio Antonio. Cultivaba el perfil de poeta ensimismado pero exigía que su arte fuera compensado, que le permitiera resolver sus necesidades. Le pregunté una vez por sus sentimientos cuando Enrique Iglesias grabó su Chica de ayer. No le preocupaba que aquello fuera una profanación de una canción que muchos consideran sagrada, no. «¿Debo serte sincero? Lo primero que pensé es que, en unos meses, me va a caer un buen pellizco».

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Ha fallecido el poeta uruguayo Mario Benedetti.

Al margen de gustos y trayectorias personales, sin duda uno de los más interesantes poetas sociales de los últimos 50 años.

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Estos días que hablábamos de música y poesía, de músicos que son o no poetas, etc, no deja de parecerme curioso que yo conociera la poesía de Benedetti a través de sus poemas, musicados por Serrat, en el memorable El Sur también existe. Y también por sus colaboraciones con el cantante uruguayo Daniel Viglieti.

Una magnífica  necrológica a cargo de Luis García Montero.


15
May 09

En Público: Músicos que escriben como poetas

El pasado miércoles, día 13, en Público, este interesante artículo sobre músicos-poetas, firmado por  Jesús Miguel Marcos. Copio y pego (las fotos no están en el original):

Músicos que escriben como poetas

Palabra y melodía. Un libro con letras de Antonio Vega ensalza su talla de escritor. Varios poetas debaten sobre la calidad literaria de los cantautores

Bob Dylan, cantante, podría ganar el Premio Nobel de Literatura. Es un hecho: cada año es candidato al galardón. Es más, hay quién no oculta que su cancionero reúne más méritos que, por ejemplo, las obras completas de Le Clézio, último premio de la academia sueca. Sobre todo después de publicar Crónicas, espléndido primer volumen de sus memorias. Ahora que su pluma no queda relegada por su guitarra, quizás los académicos vean con más claridad la seriedad del aspirante.

Los escritores de canciones arrastran un complejo de inferioridad en relación a los poetas. Quizás se debe a que, como decía ayer a Público Álvaro Urquijo, de Los Secretos, «muchas veces el rock sólo ha hablado de tetas, culos y alcohol». Por eso, cuando uno destaca, llámese Dylan, Cohen o Morrissey, se le dice poeta. «No veo por qué hay que restarle mérito e importancia al oficio de compositor y escritor de canciones. Parece que hubiese que buscarle un grado más (poeta, culto, etc) para sublimarlo», se queja Ángel Petisme, Premio Internacional de Poesía Claudio Rodríguez en 2008.

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Ayer, con motivo de la muerte de Antonio Vega, las crónicas periodísticas le calificaron una y otra vez como poeta. Cualquier aficionado a su música no dudaría en ratificarlo, pero… ¿qué piensan los poetas estrictamente literarios sobre estos brillantes compositores?

La mayoría valora las creaciones de los cantautores, pero a la hora de definirlas como poesías hay divergencias. Para Carlos Marzal, Premio Nacional de Poesía en 2002, «Antonio Vega es un espléndido cantante pop, con canciones llenas de aciertos de naturaleza poética, pero no un poeta. Cultiva otro género. Los poemas conocidos como ‘canciones’ tampoco son canciones musicales. No se trata de un juicio de valor, sino de una precisión técnica«.

Por su parte, Agustín Fernández Mallo sí lo considera poeta. «Tiene imágenes muy trabajadas y poco comunes en el pop. Me interesan, en particular, toda una serie de metáforas que establece entre la sentimentalidad y los fenómenos físicos naturales. En ese sentido lo considero un maestro», ratifica. Para muestra, este párrafo de La última montaña: «El sol ya no se deja ver, / la noche ébano es. / Sentí lo vivo y fantasmal / de la montaña«.

Carlos Marzal: «Antonio Vega no es un poeta, cultiva otro género»

Fruto del cariño y la admiración por el repertorio de Vega, la editorial Demipage publicará la semana que viene ¿Y si pongo una palabra?, una selección de letras de sus canciones plasmadas en forma de caligrama. En este caso, el subtítulo de la obra lo deja claro: Poesía. La casualidad, y no la oportunidad, ha querido que Vega no vea la cuidada edición que se había preparado para su repertorio.

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impacto emocional de la letra de una canción es evidente cuando se recibe acompañada de la música. Otra cosa muy distinta es asegurar que ese texto funciona igualmente cuando se le separa de la sustancia melódica y se queda colgando, desnudo y negro, de la hoja en blanco.

Ángel Petisme tiene una opinión muy gráfica al respecto: «La letra de una canción es el 50% de una canción, el otro 50 es armonía, ritmo y melodía. Quizás pueden leerse por separado y tener un valor literario indudable, pero sería como ver una película sin la banda de audio». Alberto Santamaría, uno de los poetas jóvenes más brillantes de los últimos años, es más rotundo: «La letra de una canción pierde el sentido sin la música, casi siempre. Puede salvarse algún verso, alguna imagen, pero en su conjunto no».

Un auténtico poema

Fernández Mallo también piensa que se pueden salvar partes de las canciones, aunque rescata un ejemplo que considera un auténtico poema. «No hay muchas, pero una canción que creo que funciona toda ella como poema es Escapa Amanecer, de Sr. Chinarro», revela. Curiosamente, casi todos los poetas consultados han mencionado a Antonio Luque, el nombre real de Sr. Chinarro, como uno de los letristas -alguno lo llamó poeta- más destacados en la actualidad.

Mallo: «Tiene imágenes poco comunes en el pop, es un maestro»

No son pocos los cantautores que creen que sus textos pierden su esencia cuando sólo se leen. El asturiano Nacho Vegas e incluso el mismo Bob Dylan, por poner dos ejemplos, han afirmado que sus letras son indisociables de la música, que pierden su efecto, como si de una aspirina caducada se tratara. Otros van aún más lejos. Los libretos de los discos de Pulp, con las excepcionales y ácidas letras del irreverente Jarvis Cocker, siempre mostraban la siguiente leyenda: «Por favor, no lean las letras mientras se escucha la música». Y no fueron los únicos.

Carlos Marzal está de acuerdo con ellos y añade una matización esclarecedora: «Una canción no es una letra por separado o una música por separado: es la suma de dos cosas que da más de dos. La canción». El todo es más que las partes. La canción, por tanto, levita sobre un margen de sustancia trascendente que despoja de sentido a sus partes constitutivas. Misterio, pues.

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Lo que está claro es que, por mucho que tengan en común, una canción no es un poema. La canción cuenta con la alianza intrínseca de la música, que es capaz de comunicar emociones por sí misma. De ahí que en no pocas ocasiones una canción guste a miles de personas que ni siquiera entienden su letra. Vayan a cualquier concierto de un grupo de rock anglófona y lo verán con sus propios ojos el truco de magia.

Pero la poesía puede ser entendida de otra forma, más allá de la escritura en verso. Poesía puede haber en un edificio, en una película o en un paisaje. Abierto el objetivo, es indudable que los músicos son también poetas. Dice el escritor Roger Wolfe: «Poesía y canción no son lo mismo. Es un poco como comparar cine y novela. Son formatos artísticos diferentes. Pero podríamos decir que las canciones de ciertos autores están más cargadas de poesía que las de otros. A mí la obra de Lou Reed siempre me ha parecido una perfecta fusión entre literatura y música popular. Se podría afirmar incluso que Lou Reed es una especie de Baudelaire de nuestra época».

Dylan ha afirmado que sus textos son indisociables de su música

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Al final, poesías y canciones persiguen lo mismo: se trata de transmitir belleza, emociones, sensaciones, conocimientos, de alcanzar corazones… El valor no está en el género elegido, en el medio, sino en la imaginación, la fuerza, la hondura o el ingenio con los que se proyecta y ejecuta la obra. «No consideraría poetas a aquellos que evidentemente y como es lógico tan sólo se preocupan de encajar palabra y melodía sin importarles el contenido, tan sólo un acabado material impersonal. Hay que diferenciar por tanto entre quienes sólo buscan la superficie y los que no pueden evitar indagar más profundo», explica la poeta asturiana Ana Vega, que en 2008 publicó ‘El cuaderno griego’.

Aunque las letras de las canciones puedan ser más sencillas que una poesía, el nivel de complejidad tampoco es lo importante. Por otro lado, al músico le queda la labor de encajar el texto en la melodía, mientras que el poeta se puede mover de forma más libre en ese sentido. Según Ángel Petisme, «nada hay peor que ser pretencioso, solemne y engolado. Hay artistas que quieren hacerse pasar por intelectuales y poetas y luego descubres que escriben sus canciones con libros abiertos de verdaderos poetas. Rascas un poco y no hay nada».

El poeta bicho

«No lean las letras al escuchar la música», rezan los discos de Pulp

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En España, Antonio Vega y Sr. Chinarro no son los únicos a los que se ha laureado con el calificativo de poetas. Alberto Santamaría, por ejemplo, destaca a Fernando Alfaro, ex líder de Surfin’ Bichos y Chucho: «Sus letras tienen un carácter intenso y casi trágico que hace de ellas algo muy atractivo».

Roger Wolfe, que escribió los textos de un disco de Diego Vasallo, ex Duncan Dhu, recuerda los textos de Burning –«sencillez absoluta, contenidos claramente identificables, que tienen que ver con la vida real de quien las escucha, y melodías memorables; ésas son las grandes canciones populares»- y de Ilegales -«Jorge Martínez ha escrito algunas de las mejores canciones del rock español. En su caso, las letras son ya más complejas, pero lacerantemente efectivas»-.

Poetas o simplemente compositores de canciones, conviene no mirar por encima del hombro a estos creadores. Muchas veces, ocultos bajo la pegadiza melodía de sus canciones, descansan hallazgos poéticos de altura, capaces de emocionarnos y de hacernos sentirnos más vivos, aunque el poeta que los cantaba ahora esté muerto.


13
May 09

Fallece Antonio Vega [2]

Hoy en El País Digital , la versión ampliada de mi artículo que salió hoy en letra impresa.

Copio y pego:

TRIBUNA: Adiós a un gigante de la música

Su ‘escala real’

AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO 13/05/2009

En una de sus geniales ocurrencias, Borges decía que hay cierto tipo de artistas a los que admiras, y a otros a los que, además, consideras amigos, y añadía que de Quevedo es imposible ser amigo porque es demasiado perfecto, es como un diamante que en el que nada se puede transformar, pero que, sin embargo, de Cervantes podías ser amigo, ya que en su perfección e imperfecciones residía la genialidad y grandeza de su obra. Tal es el caso de Antonio Vega. Un tipo al que, lo conocieras o no, era inevitable considerarlo un amigo. No hay otro autor musical que haya ejercido mayor influencia sobre mi formación como poeta. Recuerdo la impresión que me causó oír por primera vez sus canciones, llenas de metáforas que ligaban la física con determinada sentimentalidad, unas canciones muy indefinibles a nivel de textos, algo que creo que en la música española nunca se había hecho. Me recuerdo perfectamente con 17 años pensando que ese tipo llamado Antonio Vega debería sentir ante las ciencias lo mismo que yo, una emoción estética. En ese momento, me puse en marcha para intentar formalizar a mi manera aquella intuición, que en ese momento veía ya materializada en aquel compositor, lo que pasados muchos años llamé postpoesía. Su dominio de los conceptos científicos era preciso, nunca le oí una pifia, nunca fue impostado, nunca actuó por imitación ni de oídas, sabía lo que decía, dominaba perfectamente el sutil lenguaje de relacionar dos mundos aparentemente disjuntos en una misma metáfora, sin quedarse corto ni pasase. Además, sabía escribir: donde otros fracasaban en ciénagas poéticas, él salía ileso, supo crear su propio lenguaje narrativo. Un maestro. «Yo partí hace mucho tiempo ya, soy el fruto de la Relatividad» (Océano de Sol). En general, canciones como Escala real, Una décima de segundo, Luz de cruce, Océano de sol, Lo que tú y yo sabemos, o Tesoros, entre otras muchas, denotan tal dominio de la palabra y la composición, que era imposible que no crearan escuela.

Recuerdo la única vez que pude hablar con él detenidamente. Fue a la salida de un concierto, hará unos 5 años. Los escenarios todo lo magnifican. Abajo, estaba muy envejecido. Le regalé mi libro de poemas Joan Fontaine Odisea, le conté que, en parte, yo era escritor gracias a su influjo, a la impresión poética y compositiva que me causó oír por primera vez su canción Escala real, perdida ya en los microsurcos de un viejo maxisingle. Él se emocionó, yo también. Supongo que el hecho de que alguien venga recordarte una canción de la que nadie se acuerda, y que además te diga que ha sido una influencia fundamental para escribir, es algo que no ocurre siempre. Me agarró del brazo y me dijo: «de puta madre, Agustín, de puta madre, gracias». Con esa humildad me lo dijo, lo que me sobrecogió aún más. Gracias a ti, maestro.


12
May 09

Fallece Antonio Vega

Antonio Vega Tallés, uno de los más brillantes compositores españoles, acaba de fallecer de un cáncer de pulmón. Es muy dificil para mí explicar qué ha supuesto Antonio Vega. Además de creer que es quien ha firmado parte de las mejores canciones del pop español, sólo comentaré que fue una de las influencias importantes, en mi adolescencia, para que comenzara a escribir poesía, y que sus imágenes en las que une la ciencia con cierta sensibilidad poética fueron determinantes también para lo que muchos años más tarde llamé postpoesía. Fue un pionero.

Su primer disco en solitario, No Me Iré Mañana, es para mí uno de los mejores discos de la historia del pop en español.

Tuve un encuentro con él hace pocos años. Le regalé el que era mi último libro de poemas, Joan Fontaine Odisea. Le conté que, en parte, yo había empezado a escribir gracias a su manera de escribir canciones, y en concreto, a una canción llamada Escala Real, perdida en los microsurcos de un maxi. No es raro emocionarse cuando alguien te dice que fue una influencia importante una canción tuya de la que nadie se acuerda ya. Me agarró del brazo y me dijo, «de puta madre Agustín, de puta madre, gracias». Ésa era su humildad.

Gracias a ti, Antonio, por todo.

(Radio3 está dando una programación especial)

Copio y pego de la página de RTVE

Muere a los 51 años el cantante Antonio Vega

Ir a fotogalería antonio vega

Algunos de sus temas más famosos son ‘La chica de ayer’ o ‘El sitio de mi recreo’.ANTONIOVEGA.ORG

RTVE.es MADRID 12.05.2009 – 11:08h El cantante madrileño Antonio Vega ha muerto a los 51 años en una clínica de Madrid donde estaba ingresado después de que empeorara el cáncer de pulmón que padecía.

Las reacciones ante la muerte de Antonio Vega no se han hecho esperar. Para Lara López, directora de Radio3, la emisora que tantas veces descubrió sus canciones, «la música española pierde con él su voz más íntima y verdadera». Antonio Vega, asegura Lara, «sabía perfilar con nitidez el alma humana. Era de los que quitaban a la canción lo que sobraba para hacerla perfecta. Y tallaba metáforas poco complacientes, imágenes de destellos emocionantes. Y las cantaba a su manera,   sencilla, casi susurrada, que todos hacíamos nuestra.   Ha traspasado generaciones. Ha luchado como un gigante contra sus propios monstruos. Y nos lo ha contado en canciones irrepetibles.»
Para el mítico locutor de Radio 3 Diego Manrique, las canciones de Vega «despiertan escalofríos multitudinarios» y asegura que «transmiten la pulsación de la experiencia intensa, el pasmo del descubrimiento intransferible». Aquí tienes una lista elaborada por el locutor con las mejores canciones de Antonio Vega.

Antonio Vega es autor, entre otras, de «El sitio de mi recreo», «La chica de ayer», «Lucha de gigantes» y «Se dejaba llevar».

A lo largo de los más de 30 años que ha pasado sobre los escenarios, ha ‘parido’ 18 álbumes, nueve de ellos en solitario. Alcanzó la fama en Nacha Pop, grupo que fundó en 1978 junto a su primo Nacho García Vega.

En su primer álbum en común, ‘Nacha Pop’, se incluyó «La chica de ayer», considerada la mejor canción del pop español e incluida en su primer disco. El tema, compuesto por Antonio en 1977, mientras hacía la ‘mili’ en Valencia, se convirtió en un himno de la movida madrileña de los 80 y catapultó a Nacha Pop hasta lo más alto del panorama musical español.

El dúo terminó separándose en 1988, con una serie de conciertos despedida en Madrid en el que se grabó «Nacha Pop 1980-1988».

Tres años después, en 1991, vería la luz el primer disco en solitario de Antonio Vega, «No me iré mañana», considerado por muchos una obra maestra repleta de títulos que mezclan el pop con la canción de autor, como «Se dejaba llevar por ti» o «Tesoros».

En 2004 murió Margarita del Río, compañera de Antonio Vega y coautora de algunos temas. Esta muerte le llevó a una depresión en la que compuso «3000 noches con Marga», su último disco en solitario, editado en 2005.


11
May 09

Ruinas Contemporáneas[6] (construir el vacío)

Recojo este magnífico artículo publicado en http://ceroarquitectura.blogspot.com/

…a la hora de afrontar un proyecto arquitectónico en un solar determinado, los primeros condicionantes del lugar y el entorno, junto al programa y la mejor ubicación y distribución del mismo, nos llevan inevitablemente a adoptar los primeros criterios de partida para un correcto desarrollo posterior. De esta manera, todo proyecto arquitectónico es propuesto de acuerdo a una dualidad fundamental en la historia de la arquitectura: PERFORACIÓN O ADOSAMIENTO.
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…si bien en la actualidad estamos acostumbrados a entender la arquitectura como el conjunto de volúmenes que emergen de la tierra para configurar el trazado urbano y social en la superficie, son numerosos los ejemplos, tanto históricos como actuales, que construyen el vacío a partir de la excavación de un sólido, en este caso la propia tierra.
…en este sentido, se pone de manifiesto nuestra absoluta relación con el mundo animal, al cual inevitablemente pertenecemos, encontrando espectaculares ejemplos arquitectónicos en una gran cantidad de sistemas de vida y relación en mamíferos, invertebrados y especialmente insectos…
…es el caso de los hormigueros, auténticas ciudades ramificadas en el interior de la tierra, que han ido construyendo el hueco excavando en el sólido, en función de las necesidades espaciales de sus inquilinos, alejándose de mecanismos convencionales que, antagónicamente, tratan de construir el sólido para formar el hueco…
[…»que bonito sería vivir en una patata gigante, e ir comiéndotela en función de tu necesidad de espacio…», encuentro en freakark (aquí) , para definir a la perfección este sistema o mecanismo…]
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…pues bien, aparecen ahora en la red (1)(2)(3) los estudios de unos cuantos científicos – con clara vocación arquitectónica – que han estado experimentando con hormigueros reales, para hacernos llegar estas espectaculares ‘construcciones’, ramificadas en cientos de túneles, que se convierten en auténticas ciudades verticales…
…tras rellenar durante días un hormiguero con un particular mortero muy fluido al que añaden un aditivo retardante, y excavar y vaciar posteriormente sus alrededores para poder extraer toda la tierra que lo conformaba, la espectacular ‘escultura’, de 10 toneladas de mortero, vio por fin la luz…
…el hormiguero tenía una profundidad de 8 metros – los hay de varios kilómetros -, y unos 50 metros cuadrados de extensión, a lo largo de cientos de túneles ramificados y de conductos de ventilación, que formaban una auténtica ciudad subterránea…
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…algunas de las´impactantes imágenes del experimento, sobre las colonias de hormigas Pogonomyrmex badius, de Florida
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…desde aquí el sensacional VÍDEO DEL PROCESO del experimento…
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…encuentro en freakark una vía que me lleva a la excelente página de ANFRIX, donde puedes completar toda la información, así como otro enlace a la sensacional página de las ovejas eléctricas, donde he recogido algunos ejemplos de arquitecturas subterráneas de todos los tiempos, que a continuación te resumo… [en las tres páginas anteriores, más y mejor…]
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…las relaciones de este sensacional experimento en la historia de la arquitectura se suceden desde 1500 a.C., con los extraordinarios ejemplos de la ciudad subterránea de Derinkuyu, hasta nuestros días, con ejemplos tan gráficos como los túneles de Cu Chi en Vietnam, auténtico infierno para las tropas norteamericanas durante la guerra con el Vietcong, la ciudad minera de Coober Pedy, en Australia, que recibe su nombre del indígena ‘Kupa Piti’, que significa hombre blanco en agujero, o las sucesivas leyendas en torno al trazado subterráneo en la ciudad de Nueva York, albergue de la ‘mole people’ durante años….

…la CIUDAD SUBTERRÁNEA DE DERINKUYUCapadocia, Anatolia Central, Turquía – pudo haberse excavado inicialmente por los hititas alrededor del año 1400 a.C. Redescubierta en la década de los años sesenta del siglo pasado, se han llegado a estudiar ramificaciones a 85 metros de profundidad, y más de 20 niveles subterráneos, que, con capacidad para al menos 10.000 personas, albergaban la vida en el subsuelo para protegerse de las frecuentes invasiones que sufría la Capadocia… La ‘ciudad’ se construía junto a ríos subterráneos existentes, confeccionando a partir de éstos una decena de pozos de agua, y unos extraordinarios sistemas de ventilación que siguen asombrando a los ingenieros en la actualidad…
[…el historiador griego Jenofonte, en su obra Anábasis, ya hablaba de estas ciudades subterráneas en el siglo V a.C., durante la Guerra del Peloponeso…]
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algunas imágenes de la localización, esquema y espacios interiores de la ciudad de Derinkuyu
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…por su parte, los TÚNELES DE CU CHI, en Vietnam, se convirtieron en un infierno para las tropas norteamericanas durante la Guerra de Vietnam. Los soldados americanos se veían atacados por vietnamitas ‘fantasmas’, que aparecían y desaparecían como por obra de magia. Los guerrilleros disparaban desde cualquier flanco, dando la impresión de constituir una enorme tropa, cuando, en realidad, tan sólo se trataba de unos pocos hombres. Sencillamente, los combatientes vietnamitas, escasos en número, se movían bajo tierra a través de rutas subterráneas de un metro de altura, que sirvieron de refugio a más de 10000 personas durante los casi diez años que duró la sangrienta guerra. Ya en 1975, se descubrieron hasta tres niveles, a 6, 8 y 10 metros de profundidad, con una longitud total de 220 kilómetros, rematados únicamente con minúsculas entradas cuadradas de tan sólo 40 centímetros de lado, perfectamente camufladas por la vegetación. En su interior, dormitorios, almacenes, mercados, hospitales, fábricas…, y las originales cocinas. Los vietnamitas habían desarrollado un inteligente sistema de evacuación de humos para sus cocinas, que, tras una compleja distribución del mismo por cubículos cada vez menores, es expulsado a nivel del suelo como si de una leve bruma, fruto del rocío, se tratara, eliminando cualquier apariencia u olor a humo de leña…
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. …localización, esquemas e imáganes de los túneles de Cu Chi, en Vietnam

. _COOBER PEDY es una ciudad minera australiana, subterránea, de la que se obtiene la mayor parte de la producción mundial de ópalo, una de las piedras semipreciosas más valoradas… La mitad de sus habitantes vive bajo tierra, desde que a partir de los años 20 del pasado siglo, los soldados australianos veteranos de la Primera Guerra Mundial excavaran una espectacular red de túneles para protegerse de las altas temperaturas del verano y el gélido frío del invierno mientras trataban de encontrar las valoradas piedras… Así, la ciudad pasó entonces a llamarse Coober Pedy, anglicismo del nombre indígena ‘Kupa Piti’, que significa, como digo, hombre blanco en un agujero. En la actualidad, bajo el suelo de la ciudad, hay viviendas, hoteles, iglesias, y un amplio tejido de restaurantes y comercios absolutamente enfocados al turismo…
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localización, acceso exterior y túneles interiores de Coober Pedy

. _ …el último de estos ejemplos se centra en la ciudad de Nueva York, asentada sobre una inmensa roca cuyo subsuelo está horadado por la intrincada red que teje y conforma el característico subway o metro neoyorquino…
…el entramado subterráneo comenzó su construcción en 1904. Desde entonces se han ido añadiendo sucesivas líneas y estaciones, a la vez que se clausuraban las que iban quedando obsoletas. A toda esta red abandonada hay que sumar las lujosas líneas privadas de metro de las que se tiene constancia, y que la adinerada clase alta neoyorquina decimonónica hizo construir para conectar sus mansiones con los lugares más frecuentados por la gente de su clase, sin tener que utilizar las vías públicas para desplazarse. El resultado es una complejísima red de túneles y estaciones amontonados unos sobre otros que se hunde en la roca madre de Manhatan a una increíble profundidad. Muchas de las estaciones fantasmas sirven de morada a la ‘mole people’, la gente topo, los parias de Nueva York, la gente sin techo (homeless), que sobrevive bajo el suelo de la ciudad. […según un estudio realizado en 1989, se calcularon más de 5000 habitantes en las particulares ‘catacumbas’ neoyorquinas…]
…en la actualidad, eso si, con cierto aire de ficción, estudios como los de Jennifer Coth y Hoseph Brennan, cuyo blog está considerado de indispensable lectura para entender las abandonadas estaciones del metro neoyorquino, no hacen sino alimentar una leyenda urbana que no deja de ser tan apasionante como real…
. …a partir de aquí, algunos ejemplos más en la historia de la arquitectura actual, con Peter Zumthor, Future System…, entre otros, que han tratado de matizar esa dualidad entre la perforación y el adosamiento, punto de partida de este proyecto que acabamos de iniciar y del que te dejo algunas imágenes desencadenantes y primeros bocetos… .
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…este artículo está íntegramente recogido de las extraordinarias páginas de freakark, ovejas eléctricas y anfrix
…yo no he hecho más que componer toda la información recogida en las tres páginas, adaptarlas a la arquitectura contemporánea, y utilizarla como desencadenante para un proyecto arquitectónico en proceso de explosión…
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8
May 09

Fotos del Festival SOS de Murcia (literatura)

La organización del Festival SOS me ha enviado estas fotos. ¡Gracias!

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7
May 09

Boris Vian en Culturas

El miércoles pasado se publicó este magnífico artículo, firmado por Carles Gámez, en el suplemento Cultura/s, de la Vanguardia.

Semblanza de Boris Vian (sobre todo en su faceta de músico), un novelista que, extrañamente, hoy es poco reivindicado, pero que a muchos nos ha influido bastante. Un hombre imprevisible en todos los campos que cultivó, un acumulador de talentos (narrativa, poesía, música, ingeniería, patafísica, dandismo). Cuentan sus biógrafos y quienes le conocieron, que se reía con indiferencia y elegancia de la seriedad intelectual de su tiempo (Sartre&Co), lo que le condenó a un casi ostracismo hasta que tras su prematura muerte, infarto a los 39 años, le llegó la consagración a través de sus novelas (por ejemplo La espuma de los días). Recuerdo muy bien la primera vez que un amigo me dijo, «lee esto», refiriéndose a libro de cuentos de Vian, Los Perros, el deseo y la muerte, (Tusquets). Ya con el primer cuento (creo recordar que era el primero), La Niebla, me quedé maravillado. Uno de esos tipos que piensas: me hubiera gustado conocerlo.

(Como anécdota, la canción Lobo Hombre en Paris del primer LP de La Unión, está inspirada en su cuento El lobo-hombre.)

Reproduzco el artículo:

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VARÓN DANDY

Boris Vian A los 50 años de su muerte, su influjo va de Serge Gainsbourg al argentino Andy Chango

Además de novelas y canciones, Vian deja a la posteridad un personaje, un estilo y una manera de actuar con elegante indiferencia y humor

por CARLES GÁMEZ

Mientras asistía a una proyección privada de la adaptación cinematográfica de su novela «J’irai cracher sus vos tombes» (Escupiré sobre vuestra tumba), Boris Vian sufre un infarto que le provoca la muerte. Vian tenía 39 años y dejaba como balance, además de la profesión de ingeniero, una obra plural, creativa y generosa que se extendía por casi todos los géneros, novela, poesía, teatro, música, crítica, cabaret, ópera, y un extenso volumen de canciones. Ni más ni menos que 478 títulos que abastecerán intérpretes tan diversos como Juliette Gréco, Henri Salvador, Serge Regianni, Mouloudji, Magali Noel – la despampanante Gradisca de Amarcord-, Catherine Sauvage o Yves Montand, por no hacer la lista interminable. Añadamos que hasta compuso canciones para Brigitte Bardot, aunque esta nunca las llegaría a grabar.

La canción y el jazz serán sus dos grandes pasiones con el paisaje animado del Saint-Germain-des-Prés de la posguerra y en el que ejerce como uno de sus grandes maestros de ceremonias. Boris Vian se convertirá en una de las atracciones del París Rive Gauche que los americanos transforman en tarjeta postal para gusto de intelectual neoyorquino y Audrey Hepburn en destino soñado en «Una cara con ángel». Armado de su trompeta, Vian es el príncipe noctámbulo que anima las veladas musicales del Tabou, el primer club subterráneo de moda y donde se cruzan Jean Paul-Sartre y turistas ávidos de conocer el París existencialista, de vicio y depravación. Aunque solo sea por ver en pantalones a Juliette Gréco y sus amigas, prototipos de la nueva bohemia antimoda. En otro club, el Saint-Germain-des-Prés, Boris ejerce de anfitrión de Miles Davis, Charlie Parker y otros insurgentes del jazz. Participa en las disputas y querellas que atraviesan el género musical, Vian es de los que creen que el jazz tiene que evolucionar. En otro cabaret, Les Trois Baudets, conoce a Jacques Canetti. Hermano del futuro premio Nobel y autor de «Las voces de Marrakech», Canetti ejerce de promotor musical y director artístico del sello Philips y su local sirve de puerta de embarque para nombres como Georges Brassens, Jacques Brel, Brigitte Fontaine o un Serge Gainsbourg debutante que asoma sus grandes orejas y nariz eslava para asombro del personal. Gainsbourg siempre reconocerá su deuda con Vian y adoptará las maneras del dandy insolente de este último mientras su escritura recoge muchos de los hallazgos literarios de Vian, juegos de palabras, caprichos lingüísticos y otras mixturas literarias. Canetti anima a Vian para que debute como intérprete y el estreno oficial tiene lugar en 1955. Como recordará Gainsbourg, su paso por el escenario «será como una alucinación». Sin la menor concesión y gesto de comunicación con el público, Vian transforma su timidez y angustia en distancia y frialdad. Da una vuelta de 180 grados a la canción de autor con títulos provocadores como «Les joyeux bouchers» o «Le deserteur», que le procura las iras de los patriotas en plena contienda de Indochina y declive colonial como unos años después, la versión reggae de La Marsellesa, entre los seguidores de Le Pen que realiza Gainsbourg.

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La canción, censurada en la radio, servirá después para todo tipo de causas y guerras. Vian es también el autor ingenioso de canciones satíricas sobre el consumismo que viene como «Complainte du pogrès», que décadas después Guillermina Motta pondrá en circulación en catalán.

Con Henri Salvador da rienda suelta a una serie de temas de rock’n’roll con acento francés. Sin proponérselo serán los patrocinadores del rock made in France.

Para Philips, el sello que dirige Canetti y en el que trabajará durante varios años, graba sus primeros discos con el título de «Chansons imposibles» y «Chansons posibles». Los discos serán un fracaso, las canciones de Vian parecen adelantarse varias décadas al gusto popular, como dice Georges Brassens que admira su talento, llegará un día en el mundo cantará las canciones de Vian. Y no andaba muy desencaminado, sólo unos pocos años después de su muerte, Serge Regianni consigue un gran éxito con una antología de sus canciones mientras la carta abierta y musical del desertor emprende de nuevo su vuelo. Entre otras canciones, Vian deja pequeñas joyas como «Je bois» o «J’suis nov», donde pone su aguijón satírico sobre sus círculos próximos y exquisitos. Nacha Guevara, Zizi Jenmmaire y Andy Chango también se servirán de ella para sus «mise en scene» particulares.

Criado en el seno de una familia de la alta burguesía a la que la crisis del 29 deja en la ruina, Vian, a pesar de su origen social, crecerá como escribe Noël Arnaud en su ensayo sobre el escritor, «Las vidas paralelas de Boris Vian»(Versal), «en el más completo desprecio de la Trinidad social: Ejercito, Iglesia y dinero, y que tal educación le pareció excelente». Por supuesto que estos tres pilares no se librarán más adelante de sus invectivas y proyectiles satíricos en muchas de sus obras. En 1946, escribe bajo el seudónimo de Vernon Sullivan, su álter ego americano, la novela de género negro, «Escupiré sobre vuestra tumba» en forma de bomba literaria. El libro es acusado de pornográfico y su autor perseguido en un proceso que durará varios años y que acabará con su absolución. Gracias al escándalo, la novela vende más de trescientos mil ejemplares mientras la crítica no le perdonará su impostura literaria.

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Pero no será hasta después de su muerte cuando conozca su fama como escritor con «La espuma de los días», «La hierba roja» o «El arrancorazones». Vian formará parte de la generación que abre sus ojos bajo la ocupación nazi y el régimen de Vichy, «Avoir vingt ans en juin 1940…» escribirá más tarde. Una parte de esta juventud mostrará su rechazo social abrazando las músicas americanas, el jazz se encuentra entre los géneros estigmatizados por el régimen nazi. A estos jóvenes «americanos» se les conoce como «zazous» y piensan y se visten con «swing». La música americana y el jazz, a pesar de los bombardeos y el estado de excepción, animan las veladas nocturnas y los llamados «surprises-parties» que Vian cultiva con su mujer Michelle. En una de sus veladas domésticas, «fiestas-tarta», tendrá lugar la famosa ruptura Albert Camus-Merleau-Ponty. Vian con humor declara: «Por fin ha ocurrido algo». Cultivador de lo extraño y surreal formará parte de la Escuela Patafísica , una Sociedad de Investigaciones Eruditas e Inútiles, herencia del dramaturgo Alfred Jarry y donde oficia de sátrapa entre otros, con Raymond Queneau y Jacques Prevert. Entre otras virtudes, la academia presume de ser «la única institución que no pretende salvar el mundo». Una declaración de intenciones que parece firmada por el propio Boris Vian.

El diletantismo de Vian se extenderá también por el teatro y el cine, en este último ejercerá de guionista y sobre todo de actor a las ordenes de Pierre Kast y Roger Vadim, que lo compromete en el reparto de «Les liasons dangereuses», adaptación contemporánea de la obra de Pierre Choderlos de Lacros que suscita un gran escándalo. En defensa de la película actúa un abogado llamado François Mitterrand, pero Vian no llegará a ver su estreno, al morir unos meses antes. A la posteridad, además de novelas y canciones, dejaba sobre todo un personaje, un estilo y una manera de actuar, las formas de un dandy, que, con elegante indiferencia, se enfrentan a las dificultades de la vida, con inteligencia y humor. Vian, frente a la indignación o la denuncia, se inclina por el cultivo de la ironía como arma de combate y el sarcasmo como contragolpe. La grandeza del creador que sabe proyectar su talento con curiosidad y sin deseos de eternidad.

Carles Gámez

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May 09

Hoy domingo, en El País

Copio y pego (El País, pag14, suplemento central Domingo):

TRIBUNA

Los anuncios, lo mejor de la televisión

AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO 03/05/2009

No
parece tan buena idea la decisión por parte del Gobierno de retirar los
anuncios publicitarios de la televisión pública. Para empezar, ésta
debe tener anuncios porque pocas cosas hay más públicas que la
publicidad, la propia palabra lo dice. La publicidad pertenece más que
ninguna otra cosa al terreno de lo público.

La ecuación «publicidad igual a manipulación o baja cultura» es un
reflujo de un pensamiento ilustrado, hoy insostenible. ¿Es más engañoso
un anuncio que una novela? ¿No es acaso la publicidad parte ya de
nuestro paisaje cultural? Borre la publicidad de su ciudad, y parecerá
un pueblo medieval pero en pleno siglo XXI: una pérdida para la cultura
tan irreparable como lo sería para la biodiversidad un bosque sin
árboles. Las televisiones que emiten en abierto reproducen algo
fundamental para el desarrollo de una sociedad: el cruce de niveles y
referencias sociales, un carácter integrador, popular y orgánico, y
eso, y no otra cosa, es lo que lleva a cabo la publicidad, un bien
cultural por el que debería velar la televisión pública. Sin anuncios,
la tele muta en un ente abstracto, irreal, separado de la vida, como la
televisión pública francesa, a la que se ha tomado como referente.
Cualquiera sabe que la televisión pública francesa es de las más
irreales de Europa.

Atrás quedó la época en la que las distopías se asociaban a la publicidad, típicamente ejemplarizadas por la película Blade Runner. Hoy esa sensación ha cambiado en el imaginario social. Algo sin
publicidad nos parece fosilizado, un parón en el tiempo, materia de
arqueología. El fotógrafo Thomas Demand nos presentaba en PhotoEspaña
08 escenarios cotidianos en los que toda marca comercial había sido
borrada; parecían cementerios. Recientemente, la serie televisiva Betty constaba de dos escenarios principales, la oficina de Betty, sin
publicidad ni huellas de consumo, que se nos revelaba de una hostilidad
casi insoportable, y su casa, en la que existían todos los elementos
publicitarios que cotidianamente nos acompañan en nuestros hogares,
casa que irradiaba calidez, socialización.

Nada tiene que ver la
televisión de calidad con la ausencia de publicidad. ¿Acaso no hay
anuncios de calidad? ¿Acaso no hay una cantidad muy alta de anuncios
que superan en muchos dígitos al grueso de programas televisivos?
¿Alguien se ha parado a pensar en el talento que se requiere para hacer
una buena obra de 20 segundos? ¿No hay acaso anuncios que son
auténticos poemas visuales? La publicidad maneja generalmente
referentes culturales muy por encima de la media de programas
televisivos. No es que los anuncios deban elevar su nivel, sino que es
el resto de televisión quien debería sudar para llegar al grado de
calidad de éstos. Deslizan una lectura multipolar que atraviesa la alta
cultura y la de masas. Los ejemplos se me acumulan. En el anuncio de Egoiste, de Chanel, un joven peleaba contra su propia sombra, agigantada en la
pared, para quitarle el bote de perfume; leyendo bien ese spot encontramos referentes directos al origen de la pintura según Plinio, a
los frescos de Vasari, al expresionismo cinematográfico, o a Lucky Luke
agujereando su propia sombra; magistral recorrido por la Historia del
Arte y de la cultura popular en 20 segundos. O quién no recuerda «¿te
gusta conducir?», que introdujo el poema haiku en la pequeña
pantalla. O el anuncio del verano de 2008 de Vodafone, con un PC
dibujado en la arena de la playa, y que bebía directamente de la serie Perspective correction (1969), del artista conceptual holandés Jan Dibbetts. O el reciente spot del todoterreno de Citroën: el conductor arruga el mapa de la zona, y
al instante la llanura que tiene delante se transforma en cordillera:
ahí están el simulacro de Baudrillard y la literatura borgiana -es el
mapa el que crea el lugar, y no a la inversa-. Puestos a dar
tijeretazos, ¿no serían, entonces, por comparación, el resto de
programas televisivos, planos o directamente nefastos, los que tendrían
que desaparecer? Eliminar la publicidad, nodo principal de una red
social que integra a millones de personas, equivale a decapitar un
espacio en el que cristalizan multitud de elementos del imaginario, la
narratividad, la iconografía e incluso la cohesión social.     (AFM)

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