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Me resulta difícil hablar de uno de los libros más
extraordinarios que he leído en años. Aire nuestro, de Manuel Vilas (Alfaguara, 2009). Un libro que me deja en estado de
shock. Hace un mes que lo tengo, y no he podido parar de releerlo, ni de mirar su portada (Kent Ave B, original del ilustrador israelita Tomer Hanuka) elegida por el propio Vilas: Manhattan visto desde una esquina llena de basura de Brooklyn, basura profundamente bella, basura del otro lado del río. Esa otra orilla de la realidad, de la literatura, es la es la que nos propone Vilas.
Spinoza,
el gran panteísta, decía que Dios vivía en todas las cosas, Manuel Vilas
también parece advertir una presencia en todas las cosas: la Vida, nuestra vida.
Manuel Vilas celebra la Vida desde la singularidad, desde lo raro, algo que
pocos escritores son capaces de hacer.
En Aire nuestro nos lo muestra
todo: de la MTV a Zapatero metido a profesor de inglés de la ESO, del coche de
Tony Lomas perdido en un desierto de Marruecos a un surreal Johnny Cash
recorriendo la España de los años 70 en un Dodge y empeñado en cantar en la
Catedral de Santiago He Turned The Water Into
Wine ante el arzobispo, quien acto seguido encarga todos los discos de Cash
y llora amargamente recordando a su madre, también nos habla Vilas del
Vaginismo, particular movimiento de liberación sexual encabezado por una tal
Manuela Vilas (primer caso de cambio de sexo en las letras españolas), y de un
ciego -que es él- que viaja a Nueva York, invitado por la Cofradía de Los
Poetas Latinos del Último Don para una misión muy especial, y que en el curso
de ese viaje se empeña en conocer a la madre de Lou Reed y de Frank Zappa, y
las conoce y habla con ellas, y ellas le hablan de sus hijos como quien habla
de una piedra preciosa perdida para siempre en el fondo de un lago, y también
nos habla Vilas de Sergio Leone en el Purgatorio, allí con John Ford, con Kurosawa
y Orson Welles, y Tarantino, y en ese purgatorio Dámaso Alonso y Laín Entralgo
observan una foto de Carla Bruni, y tienen un método para poder oír los
pensamientos de los retratados en las fotos, y hacen un descubrimiento
increíble: los pensamientos de Carla Bruni son una hoja en blanco, puro silencio, y Paul
Bowles compra coches españoles, Seat 850,
y se los lleva a Nueva York, y el Che se le aparece a Fidel, y hay dos
americanos interesados en las propuestas del Nuevo Vaginismo, y estos americanos
organizan una cena con intelectuales entre los que se encuentran Simon &
Garfunkel, Ana Belén y Víctor Manuel, Paulina Rubio, Paul Auster y Miquel
Barceló. Y su particular visión de
los últimos días de Machado, también están en Aire nuestro los últimos días de Machado.
Todo esto y mucho más, muchísimo más, pasa por las páginas
del libro. Y en todo lo que cuenta hay una celebración de las cosas, en el
sentido de que hasta en el paisaje más distópico siempre hay algo humano, algo
que nos lleva a la empatía, al poema, al delirio común que hay en todas la
cosas, delirio que finalmente se nos hace no sólo creíble, sino necesario. O a
la inversa, muestra la racionalidad que hay en todo delirio; da igual, el
territorio de Aire Nuestro -nuestro aire-, es un fluido de ida y vuelta: no hay
poro por el que no se nos cuele y allí, en buena metáfora, haga su trabajo. Y todo
es narrado con la sensibilidad, frialdad y precisión del también extraordinario
poeta que es. Resulta difícil saber cómo se las apaña para, en toda esa extravagancia,
en toda esa sátira y fractura de la realidad, descubrirnos aquello que nos
conmueve a todos. Ése es el objetivo de toda literatura bien hecha. Cómo es
posible conmoveros ante un viejo y lloroso fantasma de Elvis, aparecido a los
pies de la cama de un tal Manuel Vilas para hablarle de una conspiración
planetaria, «una máquina diabólica que engorda cuerpos a la velocidad de la
luz.» Del humor a la conmoción, -y viceversa- hay un paso, el paso Vilas. Impresionante.
Manuel Vilas, es, sin duda, el Tarantino de nuestras letras,
ése que, haga lo que haga, siempre sorprende con piruetas 100% Vilas, es
nuestro ciberpunk buñuelista, como si Buñuel se hubiera metido a ciberpunk, o
como si Ballard regentara un chiringuito en Benidorm, pero sobre todo es un
narrador inmenso, de esos que no pueden imitarse sin caer en el ridículo, y con
los que siempre te estás preguntando, ¿cómo es posible que pueda dar un paso
más, qué será lo siguiente que haga? Y siempre lo hace, siempre consigue dar
ese paso adelante con una inteligencia y humanidad fuera de lo común. Y enmudeces. Porque los libros de Vilas
son humanos, muy humanos. Aire Nuestro es, en mi opinión, su mejor libro, la
confirmación -para todo aquel despistado que aún la necesitara- de que Vilas ha
construido lo propio de todos los creadores de altura: un cosmos único, un territorio
irrepetible, un estilo inimitable. Y poético, muy poético. Algo que ya nos
había dejado claro con su anterior novela España (DVD ediciones). Aire nuestro, nuestro aire, ¿es que puede haber un título que nos hable
más claramente de algo que nos atañe a todos?: los pulmones.
Aire Nuestro, según nos cuenta el primer capítulo, es una
cadena de televisión, la primera cadena de televisión que «es un proyecto
humano tan definitivo como la circularidad de la Tierra». Termino con estas
primeras palabras del libro. Buen viaje:
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AENE TELEVISIÓN
Aire Nuestro televisión es un proyecto
humano tan definitivo como la circularidad de la Tierra. Aire Nuestro surge
cuando nuestro fundador advirtió la naturaleza irreal de la circularidad de la
Tierra. Las masas oceánicas no se desparraman por el universo -con su crema de
langostinos y ballenas y tiburones y langosta infestando el cosmos- debido a
esa fuerza universal a la que llamamos gravedad, y que no solo es una fuerza
física, es también una fuerza moral. La gravedad física del planeta tierra
tiene una dimensión histórica insoslayable: aquí estamos, rodando. Nos es muy
grato presentar a continuación la programación que los guionistas de la
multicadena de televisión hiperrealista «Aire Nuestro» han diseñado para este
fin de semana, para este terrible fin de semana en que esperamos que el mundo
se transforme en futuro, que el mundo mute en antimundo, soñando siempre con el
desparramamiento de las masas oceánicas. Como se sabe, «Aire Nuestro» es una
cadena de alta cultura televisiva y también de alta costura de las enfermedades
del futuro. Una cadena que busca
al espectador inteligente, capaz de afrontar los nuevos retos de nuestra
sociedad con espíritu crítico. Estamos pensando en esos grandes retos de la
sociedad de mediados del siglo XXI. Un espectador informado que huye de los
tópicos y busca la verdad desnuda. «Aire Nuestro» es la respuesta televisiva e
incluso enciclopédica, y también diabólica, a nuestro tiempo. «Aire Nuestro» es
televisión revisionista. «Aire Nuestro» es historicista. Es un ojo que ve cosas
hermosamente humanas. Es nuestra televisión. Creemos en la Historia. Creemos en
la Visión. Somos televisionarios. Hemos luchado mucho para que llegase la
televisión irracional a nuestras vidas. Porque la televisión irracional otorga
racionalidad a la Historia. Por eso, muchos de nuestros canales son documentos
históricos, elaborados con fuentes de primera mano. Suponemos que la historia
del siglo XX es fundamental para entender nuestro siglo XXI. Por eso, en «Aire
Nuestro» intentamos dar a conocer cómo fue el siglo XX; cómo fue, sobre todo,
el final del siglo XX, o más exactamente, o más aenísticamente: cómo pudo haber
sido el final del siglo XX.
Incluimos grandes reportajes y programación musical, magazines
desinhibidos, telediarios con sabor a cine independiente, entrevistas con
cantantes del pasado, sin olvidar el cine de Hollywood, entrevistas a los
nuevos famosos en Telepugarorio, entrevistas a hombres del futuro, documentales
de carácter social, biografías de dirigentes políticos, fútbol inteligente,
teleseries de carácter filosófico, reposiciones de programas clásicos de la
televisión de la pasada centuria, reportajes sobre el nuevo terrorismo que
asola nuestras ciudades decimonónicas; todo ello sin renunciar a nuestros clásicos
de programación: nuestros celebérrimos Reality Shows de orientación neomística
o nuestra habitual sección de madrugada de cine X, música en directo en MTV,
documentales sobre fenómenos paranormales y mesas redondas sobre posfeminismo y
sobre la nueva ciencia ficción, sin olvidar ese entretenido mundo de los
objetos sofisticados (que incluye productos tanto materiales como espirituales)
en el canal de Teletienda. Aene TV es televisión mística y neofamiliar: nos
gusta que nuestros reporteros hablen con sus seres queridos delante de la
cámara, que hablen con sus familiares desaparecidos. Porque nada desaparece del
todo, ese es el credo televisionario de Aene TV. Hacemos misticismo gonzo. Nos
gusta que nuestros periodistas estén muertos y hablen desde los micrófonos del
Paraíso. Nos gusta entrevistar a los reyes moribundos del futuro, a los
monarcas españoles que vivirán en tiempos desfigurados y atroces, pero también
románticos. Aene TV es monstruosamente auténtica. Aene TV televisa cosas que no
han sucedido ni sucederán jamás, pero eso importa poco: también la televisión
del siglo XX emitía ficciones y eran ficciones reales. Televisamos partidos de
fútbol que ocurrirán dentro de trescientos años, y televisamos vidas del siglo
XX que nunca ocurrieron en la realidad pero que ocurren ahora, en la pantalla.
Además, si tocas la pantalla,
tocas también la carne de los seres humanos que te hablan solo a ti. Si
la materia es televisable, la materia existe. Creemos en esa gente que elige
estar en la pantalla antes que estar en la realidad. Porque nuestra pantalla
nos libera del tiempo. En la liberación del tiempo estallan otras liberaciones:
sin tiempo, no hay Estado. No hay orden en la televisión fantasmagórica. No
somos vampiros. Somos periodistas avanzados. Somos periodistas religiosos.
Somos el periodismo que retransmite el pasado porque el pasado no tuvo la
oportunidad televisiva que le correspondía en justicia. Aene TV supera el
tiempo de la realidad. Porque la realidad tal como fue entendida en la pasada
centuria sólo tenía significado político, pero no plenamente televisivo. Aene
TV supera los estados ideológicos. La política ha sido superada. No somos políticos, somos teledioses.
Somos telemesías. Somos telemarxistas. Somos telecatedráticos. Somos telediablos.
Somos telebrujos. Somos teleterroristas. Somos teleobispos. Somos
telelibertadores. Somos telecolonizadores. Somos los teletaxis de la Eternidad. Nuestros receptores han
visto cuanto había que ver. Damos al espectador un ojo sin presente, pasado o
futuro. Damos revoluciones. Damos la destrucción de la realidad. Porque somos
teleplatónicos. Alguna vez había que superar las genealogías morales. Aene TV
es la muerte del bien y del mal, la muerte de la riqueza y de la pobreza, la
muerte de la igualdad y de la desigualdad. El estallido de todas las
instituciones simbólicas sociales de la tierra, eso somos. Si somos capaces de
matarte de gozo con uno de nuestros canales, lo habremos logrado. Aene TV está
a la vanguardia de las noticias que genera la Monarquía Española. Puedes ver en
tu pantalla a tus abuelos viendo la pantalla de la televisión del siglo XX.
Cualquiera de estos 11 canales puede servir tanto para tu distracción culta
como para revulsivo moral de tu pensamiento. Puedes ver los 11 canales a la vez
por el procedimiento de inserción en pantalla absoluta. Puedes zapear con el
procedimiento de pantalla telepática (la pantalla averiguará tus deseos
audiovisuales aunque estés muerto y seas solo un cadáver corrompiéndote delante
de una televisión). Pero, en el fondo, somos unos clásicos: amamos la música de
Johnny Cash. Amamos la poesía de Federico García Lorca. Creemos en los grandes
hombres del pasado. Por eso televisamos sus vidas. Da igual que la televisión
no existiera en vida del poeta norteamericano Walt Whitman, nosotros mandamos
un reportero al Purgatorio y allí conseguimos filmar a Whitman, un día en la
vida de Whitman: puedes verlo en Telepurgatorio. Fuimos capaces de televisar al
espíritu errante del Che Guevara. Fuimos capaces de televisar la agonía de Juan
Carlos III. Mandamos un reportero de Teletienda al futuro para que entrevistase
a Juan Carlos III. El reportero se enganchó a Teletienda. Nos gusta que
nuestros reporteros se destruyan televisando las cosas. El futuro es algo que
vale la pena tener ya, tener ahora. Lo absurdo del futuro es no poder gozar de
él en este instante. Por eso decidimos comprar el futuro. Hacer del futuro una
tienda. Porque el futuro es una tienda.
Fuimos capaces de televisar una versión de Serie B de la Capilla Sixtina.
Tenemos reporteros que se juegan el alma inmortal por traernos imágenes del
otro mundo, de todos los mundos, porque la televisión es infinita. Las imágenes
de nuestros canales están en continua mutación. No somos una televisión
inorgánica. Somos pantalla viva. Somos carne revolucionaria. Somos visión de
todo cuanto ha sido, es, y será. Dios es Aene TV. Tenemos proyectos: queremos
televisar el Big Bang; queremos entrevistar a Jesucristo, televisar su
enigmática frase final :»Padre, perdónalos porque nunca han salido por la
televisión»; queremos televisar un discurso de Lenin en directo. Queremos a
Lenin en un plató de televisión. Queremos mejorar su imagen. Porque Lenin es un
monstruo televisivo todavía sin explotar. Imaginad qué sería de los Presidentes
de los Estados Unidos si no existiera la televisión. Lenin se merece un regreso
televisivo. Cristo también. Nadie creyó en la resurrección de Cristo por el
simple hecho de que no fue televisada. Estamos en ello, estamos en ello. Todo
es tan televisable. Parece mentira que la Historia siga vigente sin un
repertorio audiovisual en condiciones. Dudamos de la existencia de San Pablo
porque nadie televisó sus discursos a los Tesalonicenses. En Aene TV pensamos
que el estadio humano definitivo es una infinitud de canales emitiendo al mismo
tiempo, una ebriedad de imágenes ilimitadas, una fiesta de la realidad
interminable. Estamos trabajando para lograr la repetición de la Historia en
altos canales de televisión. Filmaremos tu vida entera y la emitiremos eternamente.
Filmaremos la vida que quisiste
vivir. Televisaremos tu degradación ejemplarizante. Televisaremos a quien
decidió televisarte. Televisaremos cientos de vidas que emanan de tu vida.
Televisaremos tu concepción. Esos altos canales de televisión se proyectarán
sobre el firmamento. Miles de cadenas de televisión emitiendo al unísono sobre
el cielo terrestre. El aire convertido en una pantalla. Y he aquí lo más
importante: sólo estamos televisando los cimientos de lo que televisaremos en
el futuro. Los 11 canales que te ofrecemos tienen un solo objetivo: son una
demo. Si quieres más, habrá más. Tenemos más. No te puedes imaginar lo que
vendrá después de esta demo.
Los que hacemos «Aire Nuestro» no
pensamos en satisfacerle a usted, sino que pensamos en satisfacer a su
inteligencia. Elíjanos. Elija «Aire Nuestro», la mejor cadena de la nueva
televisión española independiente. Atrévase. Somos los mejores. 11 canales a su
entera disposición. 11 canales intercambiables, manipulables. 11 canales que se
alejan de la televisión de siempre. Esta es la televisión del futuro que no
habla del presente ni del pasado, sino del único tiempo posible: El Tiempo Sin
límites.
********
Una muy interesante crítica de Nocilla Lab y de Aire Nuestro por Jorge Carrión, en su blog:
http://www.jorgecarrion.com/blog/2009/10/25/aire-nuestro-y-nocilla-lab/
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